Y por fin el tiempo nos dio una tregua y nos permitió disfrutar del Aquopolis. Ante las dudas de todos sobre el tiempo, nos levantamos con un día soleado, las nubes se fueron y nos levantamos todos muy ilusionados. Después de desayunar todos a ponernos el bañador y a preparar la mochila.
A las 11 ya estábamos todos en la puerta del parque esperando que nos dieran paso, dejamos las toallas en una zona común y establecimos nuestro puesto de control. 3, 2, 1... a correr hacia las atracciones. A más de uno no volvimos a verle hasta la hora de comer.
Después de más de dos horas tobogán arriba tobogán abajo hicimos una pausa para comernos un bocadillo de jamón serrano. ¡Cómo se lo comieron! ¿O tal vez tenían ganas de volver a las atracciones? Volvieron a pasar casi 4 horas a remojo. A las 16 h algunos hicieron una pausa para ver el espectáculo de delfines.
La verdad es que tuvimos bastante suerte con el día con el tiempo y no hubo mucha gente, salvo en 1 atracción las filas iban fluidas y los chicos se tiraron por ellas tantas veces como quisieron.
A más de uno se le hizo corto y tuvimos que ir a buscarle para no perder el autobús de vuelta a la residencia. Una ducha y a por nuestra última cena. A partir de aquí ya todo lo que suceda será nuestra última vez aquí por este año.
Tiempo libre, muchos juegos entre ellos, se nota que han hecho amistades verdaderas y que el grupo está unido. Cada día nos necesitan menos y demandan más tiempo libre para estar todos juntos.
Última noche, última reunión de monitores y campusianos, última actividad de grupo... La fiesta final se inauguró con la entrega de diplomas, con motes, la mayoría puestos por sus compañeros y anécdotas de todos nuestros campusianos. Desde el cariño y con la intención de que recuerden su paso por Tarragona todos fueron desfilando a recoger sus diplomas.
En todas las fiestas hay música y aquí en Tarragona ya hemos demostrado que sin baile ni música no puede haber una fiesta así que todos a bailar durante varias horas. Ellos se lo han ganado durante todos estos días. Unos se fueron antes y otros se quedaron hasta última hora, unos han dormido más y otros menos, pero lo que está claro es que todos han aguantado hasta que las fuerzas les han acompañado.
Último gato antes de dormir y comenzaron los abrazos y algunas lágrimas. Ahora sí que es el final de lo que para muchos han sido sin ninguna duda los mejores días del verano.
Y así se como cerramos nuestra discoteca en este primer turno y el silencio reinó en la residencia durante una horas.
A las 11 ya estábamos todos en la puerta del parque esperando que nos dieran paso, dejamos las toallas en una zona común y establecimos nuestro puesto de control. 3, 2, 1... a correr hacia las atracciones. A más de uno no volvimos a verle hasta la hora de comer.
Después de más de dos horas tobogán arriba tobogán abajo hicimos una pausa para comernos un bocadillo de jamón serrano. ¡Cómo se lo comieron! ¿O tal vez tenían ganas de volver a las atracciones? Volvieron a pasar casi 4 horas a remojo. A las 16 h algunos hicieron una pausa para ver el espectáculo de delfines.
La verdad es que tuvimos bastante suerte con el día con el tiempo y no hubo mucha gente, salvo en 1 atracción las filas iban fluidas y los chicos se tiraron por ellas tantas veces como quisieron.
A más de uno se le hizo corto y tuvimos que ir a buscarle para no perder el autobús de vuelta a la residencia. Una ducha y a por nuestra última cena. A partir de aquí ya todo lo que suceda será nuestra última vez aquí por este año.
Tiempo libre, muchos juegos entre ellos, se nota que han hecho amistades verdaderas y que el grupo está unido. Cada día nos necesitan menos y demandan más tiempo libre para estar todos juntos.
Última noche, última reunión de monitores y campusianos, última actividad de grupo... La fiesta final se inauguró con la entrega de diplomas, con motes, la mayoría puestos por sus compañeros y anécdotas de todos nuestros campusianos. Desde el cariño y con la intención de que recuerden su paso por Tarragona todos fueron desfilando a recoger sus diplomas.
En todas las fiestas hay música y aquí en Tarragona ya hemos demostrado que sin baile ni música no puede haber una fiesta así que todos a bailar durante varias horas. Ellos se lo han ganado durante todos estos días. Unos se fueron antes y otros se quedaron hasta última hora, unos han dormido más y otros menos, pero lo que está claro es que todos han aguantado hasta que las fuerzas les han acompañado.
Último gato antes de dormir y comenzaron los abrazos y algunas lágrimas. Ahora sí que es el final de lo que para muchos han sido sin ninguna duda los mejores días del verano.
Y así se como cerramos nuestra discoteca en este primer turno y el silencio reinó en la residencia durante una horas.
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